La paradoja de nuestro tiempo, dentro del curso de la historia, es que tenemos edificios cada vez más altos, pero carecemos de cimientos personales; autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos. Gastamos más, pero tenemos menos; compramos más y disfrutamos menos. Disponemos de casas más grandes y familias más pequeñas; más comodidades y menos tiempo. Tenemos más formación, pero menos sentido común; más conocimiento y menos juicio; más expertos y todavía muchos más problemas; más medicina, pero menos bienestar.
Hemos aprendido como ganarlos la vida, pero no como vivirla. Sabemos como aumentar la esperanza de vida, no como dar vida a los años. Hemos hecho el camino de ida y vuelta a la luna, pero tenemos problemas para cruzar la calle y presentarlos al nuevo vecino del barrio. Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el interior; hemos hecho más cosas, pero no mejores.
Estos son tiempos de comida rápida y digestión lenta; de hombres grandes y de poco carácter; grandes avances y relaciones superficiales. Esta es la era de los dos sueldos, pero del divorcio; de las casas de diseño, pero de los hogares rotos. Esta es la época de viajes cortos, pañales deshechables y una moral de quita y pon; de citas de una noche, cuerpos con sobrepeso y pastillas que lo consiguen todo: una sonrisa, un silencio y la muerte. Es un tiempo donde hay mucho escaparate y nada en el almacén. Unos años en los que la tecnología te permite leer esta carta, y en los que puedes elegir compartir estos pensamientos o simplemente borrarlos.
Recuerda: pasa más tiempo con tus seres queridos, porque no siempre van a estar ahí. Aprovecha para decir una palabra amable a alguien que anhela tu presencia y te tiene respeto, porque esa personita crecerá y se irá de tu lado. Acuérdate de abrazar de vez en cuando a aquel que está junto a ti, porque ese es el único tesoro que le puedes ofrecer con tu corazón y no cuesta nada.
Acuérdate de decir "Te quiero" a tus compañeros y a tus seres queridos pero, sobre todo, siéntelo realmente. Un beso y un abrazo, cuando vienen del fondo de tu corazón, pueden aliviar el dolor de los que te rodean. No olvides apreciar el momento, ya que esa persona no estará a tu lado siempre. Deja un poco de tiempo para el amor, para hablar, y para compartir los sentimientos más preciados que pasen por tu mente.
¡¡ Piénsalo!!
lunes, 30 de abril de 2007
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